domingo, 11 de julio de 2010

De tu ventana a la mía

Un ruido de la cocina me despierta.
-¿qué coño pasa?
-¿tu madre nunca te ha dicho que te laves la lengua por todas esas palabrotas? Por favor busco algo de comer.
-no ves los cereales.
-algo comestible, no quiero morir por intoxicación y a saber de que.
Me dirigí hacía ella y extendí las manos para hacer lo que no hice anoche, ¡yo te mato!
Por desgracia se ha dado la vuelta y me ha pillado como una psicópata queriendo matar a su victima, por lo cual el resultado ha sido ella corriendo y yo detrás.
-¡aaah! ¿Estás loca? Qué intentas hacer…
-¡algo que debí hacer hace mucho!
Casi la tenía pero el pico de la mesa me traicionó y troncho mi pobre dedo chico del pie.
-eso te pasa por querer hacer daño a una pobre niña.
De pobre niña nada, el diablo en mi piso tenía yo. Tendida en el suelo llorando de dolor mi dedo chico tronchado para el otro lado y ella riéndose a una distancia prudente.
Una risa salida de la nada resonó en la habitación, algo pasado desapercibido estaba allí.
-vale Kass no se como has hecho eso pero me has acojonado.
-¿y tu eras la que no decía palabrotas?
De repente volvió a sonar.
-haz que pare, da miedo.
Cosa que pille como excusa.
-pues si no te portas bien le diré…-que te coma no valía era niña pero no gilipollas- que salga.
¡Ala! lo primero que he pillado, que colara era cosa suya. Me miró raro y se fue para la habitación, se sentó en mi cama y mirando hacía la puerta mientras dice algo en voz baja.
-¿se puede saber qué murmuras?
-que vengan ya mis padres, no quiero estar en ésta casa un segundo más, es de locos.
No le hice caso, por lo que empecé a recoger.

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