lunes, 26 de julio de 2010

De tu ventana a la mía

Bueno esto ya es el colmo, las 15:07 y nada pero estos que comieron anoche, ¿marisco?
No se como la niña podía seguir sentada en la cama, no quiso ni comer. Yo no insisto, si no quiere, no quiere.
El milagro ocurrió, el timbre está sonando, son los padres de la criaturita que por fin a las 6 de la tarde se la llevan.
-gracias Kass no sabes cuanto te lo agradezco. Pues estuvo muy bien la cena comimos muy bien y lleguemos tarde a nuestra casa porque claro…
Vale que me cuente su vida sin preguntar pasa, pero que encima me diga que sabía que llegarían tarde, estoy aun por ir a por la almohada y estrangular a las dos.
-…pero claro, nosotros sabíamos que era por el ascenso por lo que ya mi marido tenía un discurso perfecto…-no podía mas.
-Ginna, me parece muy bien la bonita historia de la cena pero quiero seguir haciendo mis cosas, ale ya me lo terminas de contar en el trabajo.
La puerta sonó al cerrarla, ya era hora de un poco de paz. Ahora la duda que me rondaba por la mente era ¿de dónde demonios salía esa risa?
Estirando las sabanas y con la ventana abierta lo descubrí.
-una niña encantadora.
-¿eh?
-la niña, que es muy encantadora.
-si sabe como ganarse el pan… ¿Cómo sabes...?
-perdona, es que os he escuchado antes corretear por el piso y no he podido aguantar la tentación de escucharos.
Se rió y deduje que él era mi monstruo personal.
-perdona si…bueno te utilice para asustar al diablo.
-no pasa nada, me he divertido de verdad.
Pues nada finalizada esta conversación me voy a terminar de leerme el libro que anoche por culpa, de “no mas de las doce” no pude terminar.
-no me presenté, me llamo Leevier.
-Kassiu.
Un sábado echado por alto, y un domingo muy corto.

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