domingo, 22 de agosto de 2010

De tu ventana a la mía

Allí estaba en la plaza, donde habíamos quedado, esperándome. Sus ojos azules atrajo a los míos y mis pasos se hacia firmes cuanto más me acercaba.
Su sonrisa me ha dejado sin defensas por si hay un ataque, sus palabras me atraen tanto como su voz. Siento la necesidad de acariciar ese pelo castaño claro, muy corto y con olor a champú.
Una tarde hablando se entera una de muchas cosas, que a sus veinticinco años es abogado, que por ahora vive en un piso compartido lejos de su familia. Soltero, creo que es lo único que mas o menos me interesa, y sin compromiso, buscando algo estable y duradero. Me llamaba con campañilla. A la segunda llamada significa algo ¿no? Cada uno a su casa.
Abrí la puerta, todo estaba en silencio, tranquilo, como siempre. Mi habitación estaba iluminada y no era por estar encendida la luz, si no que, el vecino está despierto.
Me asomé con curiosidad y lo vi pegado al móvil, contestando bajo y sin mirar a un sitio fijo. Cuando de repente alza la mirada hacia mi ventana, avergonzada me escondí sin resultado, me ha visto de pleno.
-buenas noches- ha dicho en voz alta, con dulzura.
Dirigiéndome a mi cama digo lo mismo, pero con voz un poco apagada, de la misma vergüenza me había quedado sin ella.
Entre semana, hace días que quedé con Marlos y aun no me he decidido a llamarlo de nuevo. No se, no quiero estar a sus pies, aunque me caía en ellos cada vez que lo veo.
-Kassiu, toma.
La voz de Ginna, era diferente, me dio el teléfono y se quedo a mis espaldas.
-¿si?
-¿Dónde toca esta vez?
Era el, me había llamado el y me estaba diciendo donde ir.
Una alegría ha invadido mi rostro, cuando me doy la vuelta me encuentro a cara de curiosidad de Gin, estaba a ver si podía escuchar algo.
-si, espera-mirándola fijamente le digo-¿chica no tienes nada que hacer?
Se queda muy pillada, no sabe si se lo digo a ella o al que esta al otro lado del teléfono, claramente le había parecido un chico.
Me doy la vuelta ignorándola, y quedo con él.
-¿sabes? Gin-vino muy interesada hacia mí para escuchar el notición del que se quería enterar- hoy te toca echar las horas que me debes.
Me voy contenta hacia mi taquilla y allí me preparo para salir.
Nada me destrozará mi día.

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